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Complicidad y silencio: El despojo de tierras de los Pueblos Indígenas en Costa Rica

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Por Lucia Ixchíu 

En el corazón de los bosques y selvas en Costa Rica, habitan 9 naciones Indígenas distribuidas en 24 regiones territoriales. Éstas son parte de la historia de despojo y discriminación universal que día a día viven los pueblos originarios en el mundo; la lucha de estos pueblos ha perdurado por más de 500 años y en las últimas décadas, estas luchas por la recuperación del territorio han sido muy fuertes. Hoy más que nunca se evidencia que estos pueblos viven y están dispuestos a recuperar las tierras donde nacieron sus raíces. 

Una de las naciones con mayor presencia en toda esta región es el pueblo Bribri, quien como todos los Pueblos Indígenas están cargados de una historia y cultura milenaria, presentando sus propias particularidades. La cultura Bribri tiene un carácter matrilineal, lo que quiere decir que es la madre quien hereda y entrega la tierra a generaciones venideras. Lesner Figueroa, Indígena Bribri del Concejo Ditsö Iriria Ajkonuk Wakpa y defensor del territorio y derechos de los Pueblos Indígenas, describe así al pueblo:


“Somos un pueblo matrilineal clánico, nuestro pueblo se compone por clanes, Tuadiwak es mi clan, hay otros como Uniwak, Dudiwak, Tubolwak, Suladiwak, entre otros. Esta identidad clánica solo la puede heredar la madre, eres Bribri si tu madre es Bribri. En ese sentido, tiempo atrás la única que heredaba la tierra era la mujer, pero lamentablemente en la actualidad esta práctica no se da con frecuencia (por diversos factores que nos imponen otras formas de tenencia de la tierra), de hecho, es parte de la lucha nuestra por fortalecerla día a día.” 

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Territorio Indígena Bribri - Ditsö

Para ampliar cómo funciona el sistema matrilineal, encontramos que este tipo de organización social funciona a partir del reconocimiento y valoración de la mujer lejos de la dominación y la subordinación que impera hoy en día con el patriarcado. “El hecho de que en estas sociedades la mujer ejerza una posición importante en la estructura de la sociedad y constituya el elemento primordial en la familia, ejemplifica que la mujer no ha estado sometida ni subordinada en todos los continentes ni en todas las épocas, y evidencia que la subordinación femenina no es innata ni es universal”.

 “Los Bribris, no sólo habitaron Talamanca, hay Bribris en el Pacífico Sur, y Puntarenas (los cuales están en Salitre, Cabagra y Jarrás). De acuerdo a la historia, nuestros antepasados habitaron inclusive el Valle Central de San José, pero conforme iban llegando los españoles, fueron desplazando a la población Indígena, alejándose de la población blanca y llegando a habitar las costas de Limón”. Esto nos da una idea del territorio que abarcaron y las regiones donde viven actualmente  estos pueblos. 

Según el INEC, Costa Rica tiene una proyección de población al 30 de junio, de 2020 de  5,111,238 habitantes, de los cuales más de 100,000 personas  se han identificado como Indígenas según la Ditsö; es decir que más del 2% de la población en Costa Rica es Indígena. Gustavo Oriamuno de Ditsö, comparte: “Al igual que otros países, en Costa Rica (con sus particularidades y sus diferencias) se dio un proceso de genocidio de los Pueblos Indígenas durante la conquista, la colonia y la etapa republicana. Desde ahí, se ha venido reduciendo su espacio y territorios”.

Lo anterior, fortalece la realidad de los múltiples despojos que viven los pueblos a partir del hambre y la desnutrición como forma de exterminio contemporáneo. Dentro de la historia de los Pueblos Indígenas, estos despojos son históricos, y se han vivido en varias etapas y con diferentes matices de violencia. En la actualidad, según un informe de PNUD, los Pueblos Indígenas en Costa Rica encabezan los primeros lugares en pobreza y desnutrición. En éste se afirma: “Finalmente, en cuanto al porcentaje de hogares Indígenas con al menos una necesidad básica insatisfecha, el último Censo Nacional señala que ronda en un 70,1% de los hogares, mientras el porcentaje nacional es del 24,6%”.

“En Costa Rica, se reconoce una población Indígena de aproximadamente 63,876 personas (el 1.5% de la población total según el censo del año 2000). De los más de 5.210.000 hectáreas que abarca el territorio nacional, cerca de 350 mil (es decir, aproximadamente 7% del total de tierra) están establecidos como territorios Indígenas”. Según la aprobación del reglamento de Ley Indígena 6172 el estado costarricense reconoce oficialmente la propiedad y tenencia de los territorios Indígenas en el país. Éste reglamento fue aprobado por la Asamblea Legislativa del país el 20 de diciembre de 1977.

Es muy importante destacar que el cumplimiento y respeto de esta ley siguen siendo tareas pendientes para el gobierno de Costa Rica, no solo para el actual sino para los gobiernos que han pasado por el poder desde hace más de 50 años, quienes ante la mirada internacional y de Naciones Unidas tienen un récord por ser un Estado estable que respeta y cumple los derechos humanos. No obstante, se han cumplido y respetado los derechos sólo de algunos sectores de la población costarricense, puesto que las tierras Indígenas siguen en manos de las familias que desde la colonia se apropiaron de estos territorios. 

El nudo y centro de esta historia está en la tierra, en la realidad actual constante y vibrante que viven los pueblos Bribri de Salitre, los Brörán en Térraba y muchos pueblos originarios de Costa Rica. Pese a que la ley Indígena fue aprobada en 1977 y ésta reconoce los territorios Indígenas y el derecho consuetudinario de organización y administración de justicia, el Estado costarricense no ha hecho nada para hacer cumplirla, aún con diálogo y procedimientos dilatorios desde hace más de 40 años, tiempo durante el cual le han mentido a organizaciones y comunidades enteras.  

Las tierras que por derecho ancestral corresponden a pueblos enteros, siguen en manos de terratenientes no Indígenas. Estos terratenientes han criminalizado, perseguido y asesinado a quienes defienden sus derechos y sus tierras, despojándolos de sus propiedades ancestrales y generando diversas problemáticas en las regiones. 

Para entender las formas en que han vivido los pueblos de diversos territorios del país, es vital hablar con organizaciones que han trabajado y acompañado el caminar de los pueblos. Gustavo Oriamuno, habla de la Iridia (nombre con el que se le llama a la tierra, a la “Pachamama” que es el sustento de los pueblos y es sagrada). “Allí es donde los pueblos originarios de la zona sur de Costa Rica discuten sus decisiones, construyendo su propia autonomía y comenzando por recuperar -de acuerdo a su cultura y a la ley nacional e internacional- las tierras que estaban en manos de personas no Indígenas. En el sur hay algunos territorios en donde del 80-85% de los territorios declarados legalmente como territorios, están en manos de personas no Indígenas”.

A plena luz del día, asesinan a quienes luchan por defender los territorios originarios, y las investigaciones de las instancias de gobierno no han presentado ningún avance. Los únicos pronunciamientos públicos y en redes sociales son poco contundentes y no trasciende más allá de los crímenes. La respuesta de la justicia y esclarecimiento por los asesinatos de los defensores de la tierra, es algo que aún esperan las familias y los pueblos. 

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Dos guardianes de la tierra fueron sembrados y serán maíz. Territorio indígena Bri bri quemado durante una acción violenta por terratenientes-  Fuente Ditsö

 

En la larga noche de los más de 500 años, los Pueblos Indígenas han luchado por el respeto a su autodeterminación. Indudablemente, dentro de la lógica occidental de los Estados-nación, esta lucha ha sido ignorada, y las formas en que pueblos y naciones originaras ven, perciben y conviven en los territorios ha sido invisibilizada. 

Los pueblos ancestrales se conciben a sí mismos como parte de un todo sin creerse superiores a la naturaleza, y con sumo respeto, perciben a la tierra y el agua. El sistema capitalista funciona con una lógica de acumulación, consumiendo y despojando a los pueblos. Este sistema ha sido adoptado por los gobiernos, el cual no representa las formas de vida de los pueblos. De ahí, que éstos choquen con este sistema, generando criminalización y hostigamiento hacia líderes, comunidades y organizaciones Indígenas.
 
El oscuro escenario en el que viven los pueblos originarios, enfrentando la criminalización, persecución y el asesinato de quienes luchan por la vida, paz y dignidad de los pueblos, no es algo nuevo, y en los últimos años, en esta región del caribe y la selva entre Costa Rica y Panamá, la violencia ha ido en aumento. En menos de dos años han asesinado a dos líderes y defensores de los derechos de los Pueblos Indígenas, quienes ejercían una lucha frontal por la recuperación de tierras ancestrales.

“Sergio Rojas Ortiz, Indígena Bribri de 59 años, padre de familia, era un hombre preocupado por la comunidad. Pensaba en todos y en la colectividad y desde la aprobación de la ley Indígena en 1977, participó en la fundación del Consejo Indígena en 1979” asegura Lesner Figueroa, quien fue amigo y compañero de Sergio y que sigue luchando actualmente por los derechos de los Pueblos Indígenas. Figueroa nos comenta el acoso y la persecución diaria que viven en la región de Salitre por liderar y llevar una lucha frontal por sus intentos de recuperación de territorios, los cuales le fueron arrebatos por terratenientes coloniales. Él asegura que sufren de persecución y discriminación racista pese a que existe una ley que reconoce a los pueblos originarios como propietarios de las tierras que habitan. 

Sergio Rojas tiene un año de haber sido asesinado. La CIDH le había otorgado medidas cautelares y el Estado jamás las hizo cumplir, lo que evidencia la complicidad y el silencio ante este tipo de prácticas por parte del gobierno. A un año de su asesinato no hay ningún avance en la investigación pese a que se ha reconocido a los autores materiales del asesinato. 

“Jerhy Rivera Rivera Indígena Brörán de Térraba, que encabezaba la recuperación del territorio Indígena en la región conocida como Mano de Tigre, fue asesinado el 24 de febrero mientras se encontraban en un proceso de recuperación de tierras”, comenta Gustavo Oreamundo. Él agrega: “Además, en el 2013 Jerhy sufrió un atentado brutal por denunciar la tala ilegal e inmoderada de árboles en su territorio”. 

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Dïtso, Costa Rica

No existe algún avance significativo en esclarecer quienes fueron los autores intelectuales y materiales de estos asesinatos. Sergio y Jerhy trabajaban de cerca la recuperación de territorios Indígenas y su asesinato es un claro síntoma de la falta de democracia, del irrespeto a los derechos humanos para los Pueblos Indígenas en Costa Rica. Es evidente que la realidad actual para los pueblos y organizaciones que defienden sus derechos y que buscan el cumplimento de las leyes por parte de Estado, está al borde de una crisis compleja, ya que se trata de una recuperación que ha costado sangre y vidas para los pueblos y territorios.

 

Los Pueblos Indígenas en Costa Rica, viven, existen y resisten.

En medio de la crisis mundial por el COVID19 y el despojo colonial y estructural que viven los Pueblos Indígenas en el mundo, cada vez se hace más necesaria la lucha territorial y ambiental. La voz de esperanza se mantiene en los Bribri, en medio de las diversas y multidimensionales realidades que viven los pueblos. “El llamado es a la acción, a la unidad y la organización para no abandonar esta lucha por la vida” afirma Lesner Figueroa. Así mismo, expresa: “La relación del Indígena con el agua, suelo, animales y selva, ha sido tan cercana que se les considera a estos elementos naturales como sagrados, como parte de nuestra familia ancestral. Alrededor de ello, se ha construido un complejo código ético, religioso, filosófico y social contenido en el Siwá (sabiduría heredada de los antiguos habitantes de Talamanca) y entendida como viento, soplo o conocimiento que coincide en la tradición talamanqueña con dos quehaceres: la ciencia y la religión, en un mismo concepto y práctica”.

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Movilización pacífica de presión de comunidades Indígenas – Fuente Ditsö

“La situación actual continúa, dado que el estado costarricense no ha implementado ninguna medida específica para poder sanear los territorios. La ley Indígena ya dice claramente que la tierra es de los Indígenas, y en este caso de los Bribri; sin embargo, no ha pasado nada durante todo este tiempo; ninguno de los gobiernos ha querido devolverle la tierra a los Indígenas, lo cual ha generado que en los últimos años la tenencia ilegal de tierras se haya vuelto una situación grave y por esto, el año pasado hubo un incremento de violencia hacia los Pueblos Indígenas. El Estado es ineficiente y no hace nada para poder cumplir la ley”, menciona Lesner.

 

Pese a la situación compleja que viven los pueblos en Costa Rica, los Pueblos Indígenas siempre le han apostado al diálogo, al respeto, al cumplimiento de leyes y de tratados aprobados y ratificados por el Estado. Esto ha sido un trabajo de años, con mesas de diálogo y procesos de negociación para que se respete y dignifique a los pueblos. Lesner agrega:

“A raíz del proceso que inicio Sergio hace más de 10 años, un proceso que él le llamó recuperación de tierras, se impulsó el reclamo el derecho sobre las tierras mediante varias acciones, por ejemplo, una de ellas fue ir a una asamblea legislativa del estado de Costa Rica, pero de ahí los echaron arrastrados. Ahora, hay amenazas de día y de noche, entonces esto no es así nada fácil, como a veces se piensa. La gente no Indígena está entre nosotros, entonces las amenazas de muerte y agresiones persisten todos los días, pero nuestra resistencia continúa. Es difícil explicarle a la gente qué es estar amenazado todos los días”.

La situación de los Pueblos Indígenas en Costa Rica, no aparece en las primeras planas de los medios masivos escritos, en las pantallas de los televisores y no es tendencia en las redes sociales, pero este reportaje, es un aporte para amplificar la voz colectiva de los pueblos. Recoger testimonios durante la crisis del COVID19, nos hace estar agradecidos con todos los aportes, para entender y estructurar esta historia. El silencio y caso omiso de esta realidad cotidiana y diaria de parte de las entidades del gobierno, se revela desde la búsqueda de información oficial y datos disgregados sobre la situación de muchos de estos pueblos. Mucha de la información existente ha sido aporte de las universidades y organizaciones internacionales. 

No obstante, aún existe esperanza en medio de esta crisis mundial y la situación de despojo permanente; los Bribri seguirán luchando según su cosmovisión, porque la tierra, el agua y los cerros, son elementos sagrados para el intercambio y para la convivencia, y no para el consumo y la explotación. La tierra y sus elementos no son propiedad de nadie, y, por lo tanto, no se pueden destruir; más bien, deben ser respetados, cuidados y defendidos.

--Ana Lucía Ixchiú es Indígena maya K´iche, feminista diversa, activista de derechos humanos, artista, gestora cultura y periodista comunitaria.  Nació  en Totonicapán, Guatemala,  en 1990. Se hizo activista y periodista por la masacre del 4 de octubre del 2012 en la cumbre de Alaska. Es activa en el movimiento estudiantil desde 2012, cofundadora de Festivales Solidarios y Mujeres en Movimienta, radialista en el Noticiero Indígena Maya K´at y corresponsal Latinoamérica para Rompe El Cerco.