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Indigenizando la filantropía: rematriando la distribución de la riqueza

Hogar multigeneracional de mujeres Oneida y del Clan Tortuga con una reliquia de 2.000 años de antigüedad en · nʌ́steˀ, maíz blanco. Foto de Daisee Francour.
 

Por Galina Angarova and Daisee Francour (CS Staff)

La serie Indigenizando la filantropía es una serie artículos de cinco partes acompañados de un webinar y un kit de herramientas para proporcionar un marco sobre cómo transformar e Indigenizar la filantropía. Galina Angarova (Buryat) y Daisee Francour (Oneida/Haudenosaunee) tienen experiencias únicas como mujeres Indígenas, habiendo ambas trabajado en la filantropía como encargadas de programas para fundaciones privadas y como recaudadoras de fondos para ONGs. Ellas ofrecen su experiencia dinámica y arrojan una importante luz sobre cómo la filantropía puede tomar una mirada seria e introspectiva en sus raíces coloniales y tomar acciones auténticas para remediar su futuro a manera de que se alinee con la ley natural y las formas responsables de ser y conocer. La filantropía juega un papel significativo en la economía de los Estados Unidos ya que representa billones de dólares en activos y las donaciones anuales aumentan cada año y aún más en todo el mundo. En el 2019, los estadounidenses dieron casi $450 mil millones. Entonces, ¿cómo podemos aprovechar el poder de la filantropía para servir mejor a los Pueblos Indígenas y las comunidades de color?

 

En muchas culturas Indígenas, el mundo es visto como una mujer: la Madre Tierra, Pachamama, ohútsyaˀ y otras. De hecho, algunos de los seres vivos más poderosos de nuestro mundo son parte de lo sagrado femenino, lo cual juega un papel central en la cosmovisión de muchas culturas Indígenas y se expresa a través de nuestras relaciones, historias y formas de vida. Muchas cosmovisiones Indígenas sostienen que cada ser tiene las cualidades tanto de lo sagrado femenino como de lo sagrado masculino, y cultivar estas energías de manera equilibrada es nuestra misión sagrada. Ellos también nos instruyen para reconocer la convergencia y las diferentes expresiones sagradas de estas energías, incluidas las Dos Espíritus, las no binarias, las queer y otras.


La colonización ha torcido nuestra cosmovisión colectiva para ver a los hombres, y la energía masculina, como la fuerza poderosa dominante, que requiere el mayor respeto. Lo sagrado femenino ha sido degradado, descuidado, acosado, atacado y violado, y continuamente enfrentamos las consecuencias de este desequilibrio. Hoy vivimos en un mundo donde lo masculino y lo femenino está desbalanceado, y este desequilibrio ha dado como resultado a las peores injusticias con respecto a la desigualdad de género y raza, el hambre, la pobreza y, por supuesto, la destrucción ambiental y el cambio climático. El equilibrio entre lo masculino y lo femenino es la base de las sociedades que funcionan bien y necesitamos restablecer este equilibrio. Nuestro planeta, nuestros suelos y nuestro medio ambiente son la máxima manifestación de lo sagrado femenino. Todos venimos de su vientre, de lo sagrado femenino, y es nuestro deber respetarla y protegerla. Restaurar lo sagrado femenino individual y colectivamente es esencial para recuperar el equilibrio en el mundo.


Muchas comunidades Indígenas (incluyendo nuestras comunidades en América y Rusia) vienen de cultures matrilineales en donde las mujeres son la columna vertebral de nuestras sociedades y economías. Esto no le restó el poder e importancia divina a los hombres y la energía masculina en nuestras sociedades; sino que reforzó el papel equitativo de todas las energías en esta red de vida. Los Pueblos Indígenas saben instintivamente cómo vivir en armonía y equilibrio con nuestros entornos y entre nosotros, y ese equilibrio se refleja en nuestras historias de creación, instrucciones originales, conocimientos tradicionales, valores y cosmovisiones. Las profecías Indígenas como las de los Hopi y los Maoríes dicen que las mujeres recuperarán su lugar como curanderas originales y abrirán el camino hacia una conciencia superior. Términos como “feminismo” e “igualdad” no existen en las lenguas Indígenas, ya que estos conceptos ya estaban integrados en las culturas, relaciones y gobernanza de los Pueblos Indígenas de todo el mundo.


La Confederación Haudenosaunee influyó profundamente en el movimiento por el sufragio femenino, que ahora ha trascendido al feminismo y los derechos de la mujer. Las mujeres Haudenosaunee proporcionaron un modelo de libertad para las mujeres euroamericanas que poseían pocos derechos en la historia estadounidense temprana. Algunos de estos derechos incluyen el poder político decisivo, el control de sus cuerpos, el control de sus propios bienes, la custodia de los hijos, el poder de iniciar el divorcio, el derecho a un trabajo satisfactorio y una sociedad generalmente libre de violencia de género. La cultura Haudenosaunee refleja el balance entre las energías masculinas y femeninas mediante una toma de decisiones equilibrada. La Gran Ley de la Paz (la constitución de Haudenosaunee) reconoce el poder y la influencia de las mujeres y sus roles y responsabilidades únicos, que sirven como base para la gobernanza y economías de Haudenosaunee.


Para el pueblo Buryat, una sociedad matrilineal, lo sagrado femenino es una parte central de su cosmovisión. Angarova viene de generaciones de mujeres poderosas que fueron consideradas como algunas de los mejores cazadores y guerreros; el espíritu en ellos ha sobrevivido a través de la colonización y 70 años de comunismo. El mismo espíritu que hace a estas mujeres las guardianas de su clan las hace las narradoras de historias, curadoras y criadoras originales. Las abuelas Buryat son joyas de sus hogares multigeneracionales y mantienen el balance dentro de casa, entre sus comunidades y en toda la nación. Los momentos que pasan con sus nietos son sagrados, ya que es cuando lo sagrado femenino está en su máxima fuerza, tejiendo pacientemente su camino para transmitir el conocimiento y el lenguaje tradicionales a las generaciones más jóvenes.


¿Cómo puede ser aplicada la rematriación a la filantropía? 

 

La rematriación es un proceso de volver a relaciones equilibradas, de comprender y vivir nuestras instrucciones originales de proteger y honrar lo sagrado femenino, de honrar a nuestras abuelas, madres e hijas, y confiar en que tomarán las mejores decisiones para beneficiar a nuestras familias, comunidades, a la Madre Tierra y todos los parientes humanos y no humanos de las generaciones venideras. En comparación con la repatriación, que es individualista y centralizada en un solo género implicando que solo la energía masculina tiene el control de regresar y recibir, la rematriación es un acto de regresar o alinearse con el colectivo bajo la administración y el liderazgo de las mujeres. El cambio hacia la rematriación refleja mejor las leyes naturales de reciprocidad e igualdad, dado que lo sagrado femenino es lo que nutre y sostiene a todos los seres vivos.


Como sabemos, la filantropía moderna está profundamente arraigada en los sistemas coloniales de academia, finanzas y banca. Necesitamos desentrañar, autoreflexionar y reconocer sus defectos para reimaginar el futuro de la filantropía. Una economía basada en el dinero ha cambiado nuestras relaciones entre nosotros y con la Madre Tierra, ya que la escasez es inherente al concepto de dinero, que a su vez resulta en extractivismo, acaparamiento de recursos y poder, y degradación de nuestros ecosistemas y nuestras relaciones. Cambiar a la mentalidad de la abundancia, incluso dentro del sistema existente, restaura lo sagrado femenino y rematria los remedios propuestos. Los Pueblos Indígenas ofrecen los conocimientos y las soluciones a nuestra crisis actual, incluida la filantropía y el complejo industrial sin fines de lucro. Debemos cuestionar nuestras suposiciones, descolonizarnos e Indigenizarnos a nosotros mismos y nuestros espacios de trabajo.


Para hacer esto, debemos primero y ante todo centrar, desarrollar y sostener el liderazgo de mujeres Indígenas, dos espíritus, y mujeres no binarias en todas las formas de toma de decisiones, porque son los grupos menos representados en posiciones de liderazgo en todos los sectores. La filantropía también debe abarcar el liderazgo de las mujeres Indígenas y las dos espíritus, y las fundaciones deben buscar abarcar y elevar el liderazgo de las mujeres Indígenas en su junta y personal y en sus organizaciones asociadas beneficiarias. Esto significa darles intencionalmente un espacio para hablar sin miedo, intimidación o simbolización, para buscar sus opiniones y perspectivas de expertos, y apoyarlas con recursos y conexiones adecuadas y auto determinadas.


En nuestras culturas las mujeres indígenas siempre han sido fuentes de creación y redistribución. Según la UNAC, las mujeres reinvierten el 90 por ciento de sus ingresos en sus familias, en comparación con solo el 35 por ciento de los hombres. Cuando invertimos en los derechos, salud y bienestar de las mujeres, esto crea un efecto multiplicador que levanta a las comunidades y países enteros. Una mujer multiplica el impacto de una inversión hecha en su futuro extendiendo los beneficios hacia el mundo que la rodea; creando una mejor vida para su familia, ella crea comunidades más fuertes. Dentro de las fundaciones que apoyan los problemas de la mujer, generalmente, las mujeres Indígenas quedan fuera de sus agendas. El apoyo hacia los derechos de las mujeres y sus problemas también significa apoyar a las mujeres Indígenas y los derechos Indígenas. Mientras que los derechos humanos y de las mujeres son sobre lo individual, los derechos Indígenas son colectivos, es decir, derechos comunales. 


Las fundaciones que ya apoyan los problemas Indígenas deben asegurar que están financiando explícitamente las organizaciones de mujeres Indígenas y las organizaciones dirigidas por las mismas, con grandes subvenciones de apoyo general de varios años. En los Estados Unidos, menos de la mitad del uno por ciento de los fondos filantrópicos se destina a apoyar a los Pueblos Indígenas. Ese porcentaje es aún menor a escala mundial, solo una fracción se destina a apoyar a las mujeres Indígenas. Ellas son portadoras de tradiciones milenarias y conocimientos sobre las formas responsables de ser y conocer de sus pueblos y las soluciones a la condición humana, el cambio climático y la protección de la biodiversidad, pero apenas reciben reconocimiento, respeto o financiación. Invertir en fondos y organizaciones liderados por mujeres Indígenas, también asegura que la redistribución de la riqueza ocurra de manera diligente, eficiente y reflexiva.


Invertir en el liderazgo de las mujeres Indígenas es un acto de descolonización. La filantropía ha comenzado a adoptar la descolonización, pero carece de la visión y el liderazgo apropiado para llevar a cabo esos esfuerzos. Las mujeres Indígenas son las mejores líderes para esto, ya que somos sanadoras originales, y muchas de nosotras llevamos nuestras formas tradicionales de curación, ceremonias y oraciones. La sanación es fundamental para la descolonización y debería ser una prioridad institucional para la filantropía, no solo reflejada en una partida presupuestaria generosa, sino como un valor y principio central para la organización. Mientras la filantropía considera el aprendizaje como una prioridad, debería incluir la curación y la descolonización, con recursos adicionales para apoyar el trabajo de sanación de sus socios beneficiarios también.


Las mujeres Indígenas, los pueblos dos espíritus, las queer, las mujeres no binarias y las mujeres en general aportan un generoso regalo al mundo, y nuestro liderazgo, conocimiento y comprensión de cómo vivir de manera recíproca con la Madre Tierra; entre nosotros y con nuestro medio ambiente se defienda la integridad espiritual y ecológica de la tierra y de todos los seres vivos. En la mayoría de las lenguas Indígenas, si no es que, en todas, la “filantropía” mundial no existe. Lo que sí existe son las instrucciones originales que nos dio el Creador y nuestros antepasados, que resaltan nuestros valores y principios e informan nuestras acciones y comportamiento. Nuestras acciones y soluciones están profundamente arraigadas en nuestras cosmovisiones, las cuales están informadas por nuestra relación milenaria con la tierra. Es la implementación del liderazgo de las mujeres Indígenas de nuestras instrucciones originales, valores y principios lo que servirá como una base y un mapa para realizar el cambio profundo y necesario que la filantropía, y el mundo, necesita y anhela.

 

Consulte estos otros artículos de la serie INDIGENIZANDO LA FILANTROPÍA:


(1) INDIGENIZANDO LA FILANTROPÍA
(2) Reimaginando la filantropía: hacia las relaciones, la confianza, la abundancia y el amor radical
(3) INDIGENIZANDO LA FILANTROPÍA: cambiar las prácticas de concesión de subvenciones de extractivas a recíprocas  (muy pronto en español)


Vea el webinar aquí

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