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Descolonizando la historia y la historia de la madre tierra

Cuando las potencias coloniales europeas gobernaban nuestros territorios de Abya Yala, implementaron políticas de opresión a través de saqueos, despojos, y esclavizando principalmente poblaciones negras e Indígenas. En los últimos cinco siglos esas políticas fueron conducidas principalmente por el racismo. El colonialismo creó un proceso burocrático, institucional y político para discriminar y subyugar diferentes Pueblos Indígenas.. Siglos de políticas coloniales produjeron no solo desventajas económicas y sociales, sino que también traumas espirituales y emocionales durante generaciones. 

El trauma colonial, y por lo tanto nuestra liberación, afecta a todas las esferas de nuestra vida, nuestro ser: ¿quién soy, quién es “el otro” y cómo me siento en relación al otro?; nuestro poder y el ¿quién manda y quién obedece, quién tiene el lugar de poder, quién decide y quién dirige?; nuestro saber y ¿qué conocimiento es más válido? y ¿quién parece tener más autoridad al hablar?; y nuestro hacer o ¿quién tiene acceso a la educación, a la creación de conocimientos válidos, quién produce o co-crea, cuál es el impacto del hacer en el ambiente y quién se beneficia de ello?

La colonización como fuente sistemática para el racismo, prejuicio y desigualdad estructural persiste debido a que la sociedad occidental falla constantemente en reconocerla y admitirla. La descolonización es un proceso que empieza identificando y analizando las relaciones de poder desiguales. Cuando el tema es la historia, debemos verla como un discurso, un objeto ideológico que tiene un dueño. 

Descolonizar la historia es un ejercicio que debe empezar por cuestionar la historia que ha sido contada, quién la dice, y qué voces han sido silenciadas que aún existen y viven entre nosotros. Los Pueblos Indígenas señalan que la historia del ser humano es inseparable de la historia de otras especies, y está conectada profundamente con el planeta (la Pachamama para algunos parientes de Abya Yala), la Madre Tierra.

 

La historia de la Madre Tierra no ha sido contada aún

Tengo el privilegio de ser profesor y trabajar en una escuela internacional con estudiantes de muchos países. La pregunta que más escucho de mis estudiantes de 12 a 17 años es: “¿Quiénes son los Pueblos Indígenas?” Debido a la increíble diversidad y perspectivas varias de los Pueblos Indígenas, es difícil dar una definición clara. Las potencias coloniales nos han menospreciado, oprimido y etiquetado. En Brasil, se dice “indio”; mientras que en otros lugares se utiliza la palabra “aborígenes” para describir a los Pueblos Indígenas. Incluso “Pueblos Indígenas” no es aceptado totalmente por muchos, ya que somos muy diferentes y diversos. 

Sin embargo, existen algunos aspectos comunes que nos unen bajo este término provisional: somos sobrevivientes de procesos violentos de colonización en nuestros territorios; tenemos una profunda relación con la Tierra, lo cual incluye nuestras responsabilidades e instrucciones originales hacia nuestros ambientes; y buscamos equilibrio para todos los seres: humanos, árboles, ríos, y animales. Esto se demuestra mediante el conocimiento ancestral pasado de generación a generación en nuestras comunidades, el conocimiento tradicional que nos ha sostenido durante siglos. 

Con mis estudiantes, discuto las diferencias entre historias contadas en libros y las historias contadas por nuestros ancestros: de dónde venimos, quiénes somos, cuál es nuestro papel en el mundo natural. Desafortunadamente, las historias de los libros didácticos están enfocadas en los grandes logros de los ganadores y sociedades poderosas del ser humano, en vez de las poblaciones resistentes y resilientes. 

Uno de los actos de violencia más grandes fue silenciar la historia de la Madre Tierra. Los libros de historia, geografía, y estudios sociales son depósitos de conocimiento monocultural occidental, propagadores de un sistema de valores, una caja de ideología que sobre prioriza a los humanos. La Madre Tierra es descrita como Terra Nullis, un espacio vacío e inexplorado, listo para ser conquistado. Fueron cegados ante el ser que nos alimenta a todos. 

Es por eso que un incontable número de especies que habitan el planeta han sido vilipendiadas y masacradas hasta la extinción. Este crimen tiene un nombre: ecocidio. La misma lógica industrial de masacre fue usada en los Pueblos Indígenas, cuyas ontologías siempre han respetado al planeta como un organismo viviente y una parte esencial de nuestras relaciones de afinidad y vida. Innumerables Pueblos Indígenas han sufrido genocidio por ser diferentes y defender a la Madre Tierra. 

Pero, hay una luz al final del túnel, ya que algunos científicos empezaron a vivir y aprender con nosotros; este contacto ha abierto los ojos de muchos en el occidente, sensibilizándolos a cosmovisiones Indígenas. Durante la pandemia del COVID-19, la vulnerabilidad de los Pueblos Indígenas y de la gente de color se ha visto incrementada y expuesta con las muertes desproporcionadas de esas poblaciones,  debido a la falta de condiciones de atención sanitaria y a la inadecuada respuesta educativa, entre otros factores. 

A la vista de los Pueblos Indígenas Amazónicos, necesitamos “suspender el cielo,” que significa ampliar los horizontes para todos, no solo hacia los humanos. Tenemos una memoria perdida, una herencia cultural del tiempo en el que nuestros ancestros estaban en tanta armonía con el ritmo de la naturaleza que solo necesitaban trabajar por unas pocas horas del día para proveer todo lo que se necesitaba para vivir. “Y todo el resto del tiempo podías cantar, bailar, soñar: la vida diaria era una extensión del sueño,” Davi Kopenawa (Yanomami) escribe en “La Caída del Cielo: Palabras del chamán Yanomami”.

Necesitamos otro diálogo en el ámbito educativo. Necesitamos una educación que valore otras ontologías, otras especies como sujetos de la historia y del derecho, otras lenguas, tradiciones, ancestros, espiritualidades y saberes que están en los árboles, que nos dicen los ríos, los ancianos, las parteras, los curanderos, los activistas, los pajés (líderes espirituales) y los chamanes. Ellos y ellas son poseedores de conocimientos fundamentales que deberían estar en la escuela, en diálogo con las ciencias. La sociedad global necesita una nueva historia, así como nuevas ciencias, nuevas leyes, nueva justicia, nuevas sociedades cuyo relato de lo que es la historia incorpore múltiples voces, un conocimiento polifónico que vea el planeta y sus realidades con respeto. 


 

 

Cómo empezar a descolonizar

Podemos empezar a descolonizar en el aula, en casa, y básicamente en cualquier lugar ubicándonos no como individuales, sino como parte de una comunidad. Regularmente le hablo a mis parientes en Brasil sobre las maneras de descolonizar la academia, la escuela, y las instituciones, pidiendo consejos y guía. Cuando hago mi trabajo, no lo hago solo, los necesito, ellos me cuidan. Nos cuidamos unos a otros, crecemos juntos. La relacionalidad también debe estar en el centro de nuestro trabajo. Cada día aprendemos de nuestros parientes, de nuestros estudiantes, de nuestros ancestros. Este gesto significa que estamos conscientes de las percepciones y sentimientos que tenemos de nosotros mismos, y cómo nuestras perspectivas son afectadas por el trauma histórico del colonialismo. 

Mientras trabajamos con gente no Indígena, necesitamos hablar de los privilegios, el dispositivo de amnesia que hace que muchos de los europeos y gente blanca piensen que no tienen nada que ver con el colonialismo. Necesitamos recordar que los problemas son sistémicos. Los abordamos con un principio que nuestras comunidades aplican en el día a día: la relacionalidad. 

Terry Tafoya, citada por Shawn Wilson (Opaskwayak Cree), dijo: “Las historias van en círculos. No van en líneas rectas. Ayuda si escuchas en círculos porque hay historias dentro y entre historias, encontrar tu camino entre ellas es tan fácil y tan difícil como encontrar tu camino a casa. Parte de encontrar es perderse, y cuando estás perdido empiezas a abrirte y escuchar”. Nuestros estudiantes, colegas, familia, y amigos deberían pensar cómo insertar este contenido en nuestra vida diaria. La agenda descolonizadora es de todos.


 

 

Cinco maneras de descolonizar la historia y escuchar a la Madre Tierra

  1. Enfocarse en las relaciones comunitarias

Descendientes de comunidades Indígenas que viven en áreas urbanas desarrollan una identidad fuerte y saludable cuando tienen una fuerte relación con una comunidad más amplia, incluyendo humanos, plantas, y animales. Conéctate con las comunidades Indígenas en tu región, conoce líderes y movimientos Indígenas locales, activistas climáticos, y ambientalistas. Asistir a eventos Indígenas en la ciudad te pueden ayudar a sentirte fuerte culturalmente e incrementar tu sentido de pertenencia a un mundo diverso y multicultural. 

  1. Explora el poder de las imágenes

Muestra y expone fotos e imágenes de Pueblos Indígenas de varios continentes, y ponle una leyenda sobre eventos históricos importantes de estos pueblos no solo en escuelas e institutos sino que también en casa. 

  1. Crea espacio y tiempo para narrar historias, ceremonias, rituales y celebraciones

Aprende sobre rituales tradicionales y ceremonias de tu cultura y culturas diferentes. Aprende el valor espiritual y cultural de las comidas, bailes, cantos, y ropa por ejemplo.

  1. Habla de palabras Indígenas entre el léxico del inglés, portugués y español, y valora el aprendizaje de las lenguas Indígenas

Hay muchas palabras en portugués e inglés de origen Indígena, como chocolate, pipoca (palomitas de maíz), tapioca, etc. Aprende más sobre ellos y enséñalos, ya que poseen conocimientos tradicionales relacionados con la verdadera historia de la Madre Tierra.

  1. Mantén una agenda descolonizada para el día a día

Discute temas importantes. Fomente discusiones buenas y respetuosas de descolonización de forma regular con la gente de tu círculo. Habla sobre el racismo y la discriminación, formas de bullying, y cómo abordarlas. Muéstrales a generaciones jóvenes que el activismo por la justicia e igualdad es un tema para gente de todas las edades, no solo para adultos y gente adinerada.

 


Foto superior: Edson Krenak Naknanuk dando una conferencia sobre la historia de Brasil desde una perspectiva indígena. Foto cortesía de Edson Krenak Naknanuk.

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