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Ser Muxhe en Juchitán, Mexico

Elvis Guerra (Binizá/Zapoteco) tiene 25 años y vive en Juchitán de Zaragoza, Oaxaca, México. El Bia’ni Madsa Juárez López, parte del equipo de Cultural Survival, habló recientemente con Guerra. Él es miembro del Fondo Nacional de Cultura y Artes (FONCA) y recibió el premio CaSa por su obra literaria en idioma zapoteco. Este premio es financiado, entre otros, por el pintor Francisco Toledo, el Centro de las Artes de San Agustín Etla, el Consejo Nacional para Cultura y Artes, el gobierno de Oaxaca, y la Editorial Calamus.

 

Cultural Survival: Háblenos de usted y su pueblo.

Elvis Guerra: Soy abogado. También soy poeta, traductor, y trabajo en el sector textil. Tengo un equipo de mujeres que trabaja conmigo la producción de prendas de vestir tradicionales de Juchitán, que es una ciudad Binizá (Zapoteca), la cual se encuentra en el sur de México con poco más de 100.000 habitantes. La mayoría de nosotros hablamos Diidxazá (Zapoteco) y somos prácticamente bilingües. Nuestra gente se caracteriza por su presencia en diferentes luchas sociales y la defensa de nuestros derechos. Durante la invasión francesa de 1866, y en 1974, cuando surgió el movimiento de la COCEI (Coalición Istmo de Trabajadores, Campesinos y Estudiantes) para poner fin al monopolio del antiguo Partido Revolucionario Institucional, fueron las mujeres las que hablaron y tomaron las armas para defender a la gente. No hay duda de que las mujeres juegan un papel fundamental en nuestra cultura.

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Posando con Piel Oscura (Guidiladi Yaase'), un libro de cuentos eróticos escrito por Astor Ledezma de Monclova, Coahuila, México, que Guerra tradujo al Zapoteco.

 

CS: Por favor coméntenos sobre lo que significa ser Muxhe y cuál es su participación en la vida comunitaria.

EG: Trato de captar la visión del mundo y la idiosincrasia de mi pueblo a través de la poesía. Muchos de mis textos hablan de personajes de la comunidad, especialmente los muxhes. Muxhe es una identidad de género que tiene que ver con personas que nacen biológicamente hombres y que con el tiempo adoptan otro género diferente al de su nacimiento. Los muxhes adoptan roles exclusivos de mujeres; son personas que tienen afinidad sexual con el mismo sexo. A diferencia de los homosexuales, la comunidad muxhe tiene características muy particulares que tienen que ver con su sexualidad y con la forma en que la ejercen. Pueden o no vestirse como mujeres. Existe una regla histórica que dice que los muxhes deben ser pasivos en una relación sexual. No existe una relación sexual o afectiva entre dos muxhes.

Para los Zapotecos hay cuatro géneros: mujer, hombre, lesbiana y muxhe. No hay bisexuales, transexuales, intersexuales o asexuales; todos estos se engloban en muxhes. Están los muxhenguiu: muxhes que son hombres que no se visten como mujeres, que a veces incluso deciden casarse con una mujer y tener hijos, pero desempeñan funciones socialmente femeninas y la sociedad los identifica como un cuerpo muxhe nguiu (hombre). Hay muxhes gunaas, que son las que adoptan el rol de mujer; sienten que su cuerpo debería ser el de una mujer, viven como una mujer y adoptan el vestido de una mujer juchiteca; lo cual sería lo más parecido a un trans. También hay muxhes lesbianas que rompen las reglas antes mencionadas porque se relacionan con otros muxhes y tienen una vida amorosa, sentimental y sexual. También se les puede llamar lesbiana porque es el concepto de dos mujeres juntas. Luego viene una subcategoría que tiene que ver con mujeres vestidas como mujeres, que son activas en una relación sexual y se les conoce como ramoneras. Las ramoneras toman los roles de los hombres en la cama. El nombre tiene un origen poético, ya que la práctica sexual cumplía la norma que los muxhes no podían ser activos, y el primer hombre que rompió la regla se llamaba Ramón. Pero como hablar de estas cosas era algo tabú, la palabra Ramón se usó como una forma de eufemismo, para decir "ahí va otra que se da la vuelta". Estas son las peculiaridades que tienen que ver con la cultura Zapoteca y que la hacen diferente de la cultura occidental.

CS: Siguiendo la idea de las clasificaciones occidentales, ¿cómo prefieres que te llamen?

EG: No hay géneros en el idioma diidxazá (Zapoteco). Pero cuando hablo en español, para muxhes vestidos como mujeres, uso “la muxhe”, y para aquellos que se visten como hombres, “el muxhe”. No me importa cómo me etiqueten. En lo que sí estoy interesado es en que se respeten mis derechos.

CS: Se habla de que Juchitán es el paraíso muxhe. ¿Cuál es tu opinión?

EG: Todavía estoy esperando ese paraíso. Es una construcción peligrosa de la cual los muxhes han sido parte. Si fuera un paraíso, no habrían asesinado a Oscar Cazorla, Victor Corona, Adriana, y Lisa. Esto hace que otros muxhes sean invisibles, es decir, otros nombres, otras caras que son golpeadas, y que sufren homofobia. Tenemos una cultura de más de 40 años defendiendo a los muxhes y todavía nos matan, nos golpean, nos apuñalan, nos escupen y nos gritan.

CS: En un contexto en donde se discute la diversidad sexual y los derechos humanos, ¿dónde entran los muxhes en esta discusión?

EG: Cuando pienso en el movimiento LGBTQIA+, me gustaría añadir el acrónimo ‘M’ para representar a los muxhes porque es muy específico de nuestra comunidad y la cultura. Apoyamos otras opciones de diversidad sexual porque también somos una minoría, porque defendemos nuestro derecho a la vida y nuestro derecho a amarnos sin importar a quién. Somos empáticos, pero creo que la lucha LGTBQIA+ no nos incluye en absoluto. Juchitán es una sociedad donde los roles están muy marcados. Por ejemplo, durante una fiesta, las mujeres se sientan a un lado y los hombres al otro. Si vas al mercado, te das cuenta de que la mayoría de las que trabajan son mujeres. Hay espacios donde las mujeres pueden expresarse y participar.

¿Quién puede sentarse con ellas? Los muxhes. ¿Quién puede participar en el comercio? Los muxhes, porque es principalmente un espacio de mujeres. A los muxhes se les niega el derecho a la educación y ciertos espacios laborales; por lo que realizan actividades de decoraciones para fiestas tradicionales o cocinan. Los muxhes son apoyados principalmente por mujeres. Muchas mujeres envían a sus hijos, su esposo, primo o tío a comprar donde los muxhes, así que este contacto diario hace a los otros normalizarse con los muxhes. Todo eso ayuda a que los muxhes tengan un poco más de visibilidad. En Juchitán todavía existe el tequio, que es una ayuda mutua. Cuando alguien muere, todos cooperan, incluso con quienes han estado enemistados. Las mujeres van a cocinar y juegan su papel social en un grupo.

CS: En otras culturas Indígenas en el mundo, parece no haber ningún paralelismo con las siglas LGBTQIA+ (o muxhes). ¿Por qué crees que es?

EG: Muchas culturas aún reprimen lo que creen que no está en sus parámetros. Conozco personas de otras culturas Indígenas y les pregunto si hay prácticas homoeróticas, y responden: "Sí, pero nadie las nombra; o sí, pero se hacen en secreto". Creo que la cultura Zapoteca debe servir de ejemplo para que otros encuentren el camino de sentirse libres. Alguna vez, los muxhes tenían el derecho de ir sin ser violados, sin ser presas, por el simple hecho de ser muxhes. En este momento los niveles de violencia son altos, pero hace 20, 30, 40 años, los muxhes no podían salir a encontrarse con otros muxhes o vestirse como mujeres porque se los llevaban. Juchitán debería ser un punto de referencia para que otras culturas confronten este sistema creado a partir del machismo, creado a partir de lo binario, y así defender lo que somos y lo que nos pertenece.

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CS: ¿Qué obstáculos has enfrentado en tu comunidad siendo muxhe?

EG: El primer factor es el acceso a la educación. Cuando llegamos a la escuela primaria, queremos ser mujeres, ponernos ropa de mujer y el sistema educativo nos dice: “No. Aquí están sus camisas, pantalones y zapatos". Entonces muchos muxhes se ven obligados a marcharse. Me enfrenté a ese desafío. Decidir entre ser un muxhe o un profesional me obligó a elegir ser un profesional. Ahora vivo plenamente mi sexualidad, pero a la edad de 8 o 9 años, mientras mi madre, mi abuela, mi abuelo, mis hermanos y mi familia aceptaban mi identidad, el sistema educativo dijo no. He aprendido que no puedo pelear con todo el mundo, y lo que dicen de mí no me importa.

CS: ¿Cuáles son tus objetivos personales y colectivos?

EG: Expandirme como comerciante y crecer en el mundo de los textiles. Mi libro está a punto de ser lanzado; y será titulado Ramoneras. Tengo tres sueños en la vida, pero revelaré uno. Antes de cumplir los 30 años, sueño con crear un hogar para muxhes, una casa que sirva como una escuela de artes y oficios para los muxhes que están excluidos de las escuelas estatales y así puedan aprender un oficio, también una casa para viejos muxhes, un lugar donde reciban comida, un techo, amor y un abrazo de otros muxhes para que no se sientan solos.

 

Todas las fotos cortesía de Elvis Guerra.

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