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CREADO POR HUMANOS, MANEJADO POR LA NATURALEZA: Sostenibilidad agroforestal Indígena

El manejo agroforestal, o la jardinería forestal, es la práctica de cultivar árboles, arbustos, hierbas y vegetales juntos en un entorno, (de modo que imite al bosque) o dentro de un bosque ya existente, donde cada planta proporcione ventajas a otras, como sombra, protección contra depredadores, humedad, vida y nutrientes. La mayor parte de personas que desarrollan esta técnica son Indígenas, y cuentan que no hay una palabra para ello en su idioma; más bien, a menudo se lo denomina "técnica tradicional", como ocurre con el pueblo Lenca en Honduras. La mejor manera de entenderlo es como una técnica que proporciona alimentos, combustible y productos comerciales como cultivos de fibra, medicamentos, resinas y frutas en un sistema natural armonioso, al mismo tiempo que brinda una gran cantidad de otros beneficios.

El café y el chocolate cultivados bajo la sombra de otros árboles son los ejemplos más claros de esta técnica Indígena, que actualmente cubre más de 10 millones de kilómetros cuadrados de tierra en todo el mundo (aproximadamente el tamaño de Canadá), y que se encuentra en casi todas las partes donde crecen árboles, desde regiones húmedas hasta secas. Miles de años de observación, viendo qué plantas y árboles crecen bien juntos, observando qué semillas se adaptan una debajo de la otra y creando un ecosistema atractivo para los animales que dispersan semilla, ha dado como resultado la existencia de abundantes paisajes agroforestales que parecen bosques naturales y son habitados por vegetación tanto silvestre como cultivada. En Indonesia, las parcelas agroforestales presentan una asombrosa biodiversidad: los “huertos familiares“constituyen un técnica de agroforestación creando diversas capas que, se considera, tiene la mayor biodiversidad de todos los ecosistemas creados por el hombre, el cual contiene del 60 a 70 por ciento de las especies animales que se encuentran en los alrededores de las selvas tropicales, según un estudio.

En Tailandia, Prasert Tralkansuphakon, presidente de la Asociación de Pgakenyaw para el Desarrollo Sostenible y de la Asociación de Educación y Cultura de los Pueblos de las Montañas, explica que su comunidad de Pgakenyaw (Karen) también gestiona la tierra de esta manera. "La técnica agroforestal significa ser manejada tanto por el ser humano como por la naturaleza, o por el ser humano de una manera natural" nos cuenta él. “Nos ganamos la vida en tres espacios: uno es el espacio de residencia, el segundo es el espacio de la agricultura y el cultivo, y el tercero es un espacio de recolección de alimentos. Por lo tanto, el concepto agroforestal produce alimentos e ingresos de una manera tradicional e innovadora, administrada tanto por los humanos como por la naturaleza, o (solo) por los humanos, pero de una manera natural”.

Al otro lado del mundo, una comunidad Lenca de Honduras ha formado una cooperativa de mujeres que está cultivando café orgánico debajo de árboles de madera y árboles frutales, como el mango, el plátano y la sandía. “La técnica agroforestal es una manera de aumentar la seguridad alimentaria. "La diversidad de los cultivos permite un aumento en la producción de frutas y hortalizas que podrían intercambiarse con otros miembros de la comunidad, o para la venta al mercado". Antonella Cordone, técnica especialista en temas de Pueblos Indígenas y tribales en el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola, cree que el mundo debe aprender de tales ejemplos para crear métodos sostenibles e integrados para administrar la agricultura y los ecosistemas de una manera multifuncional. El enfoque que ha adoptado su programa está fundado a través de una investigación apreciativa, que se basa en las habilidades y los conocimientos compartidos por los profesionales de la agroforestería Indígena, y ofrece nuevas ideas para reforzar lo que ya están haciendo de manera inclusiva. Cordone declaró: "Los especialistas agroforestales modernos pueden ayudar a las comunidades locales en la medida en que puedan escuchar a los Pueblos Indígenas y las comunidades locales y reconocer que el conocimiento de los Pueblos Indígenas no es inferior a la ciencia y la tecnología actual".

Roger Leakey, autor y experto en técnicas agroforestales, está de acuerdo. Cuando era director de investigación en el Centro Mundial Agroforestal, la principal ONG internacional que estudiaba y formaba a las comunidades en técnicas agroforestales, en lugar de adoptar un enfoque prescriptivo, la organización desarrolló un método altamente exitoso de "domesticación participativa". Este es un enfoque de abajo hacia arriba que consistía en comprometerse con las comunidades desde el primer día, para cultivar las especies que ellas consideraban más beneficiosas. Syed Ajijur Rahman, consultor del Centro para la Investigación Forestal Internacional en Bogor, Indonesia, estuvo de acuerdo en que, de muchas maneras, las comunidades son las que más conocimientos tienen: "El conocimiento de sus tierras lleva a una selección cuidadosa de los sitios para la plantación de árboles que unido a una buena explotación forestal, da como resultado altos niveles de densidad de árboles y altas tasas de crecimiento vegetativo".

Una productividad tan alta tiene beneficios obvios para las comunidades que la practican. Debido a que hay una gran diversidad de árboles, arbustos y plantas anuales que crecen juntos, no solo aumentan los rendimientos sino que se favorece una mayor fertilidad y humedad del suelo y, también hay una gran variedad de cultivos en diferentes escalas de tiempo. Por ejemplo, mientras los Lenca esperan que sus granos de café maduren en los bosques secos de la esquina sureste de Honduras, tienen muchas otras frutas para cosechar, como los plátanos que fríen y venden a los mercados locales, o el guamo, también llamado helado de frijol que se come frio. También pueden intercambiar productos de madera por maíz cultivado por otra comunidad cercana, en la cual desarrollan una técnica agroforestal llamada Quesungual, donde los cafetales se mezclan con árboles frutales podados a una altura específica que crea sombra fresca y suelos húmedos, bajo los cuales también se cultivan maíz y frijoles.

La mejora en la calidad del café de sombra bajo esta técnica también genera grandes beneficios económicos para la cooperativa de mujeres Lenca. Eva Alvarado, de 60 años, es una de las fundadoras de la cooperativa y ahora es su vicepresidenta, un papel que ella confesó que nunca pensó que llegaría a tener en la vida. Pero la economía es más importante para ella que el empoderamiento, le dijo a un reportero de Mongabay.com. “Pagué la educación para todos mis hijos y ahora mis seis nietos. Esta es la tercera generación que se beneficia del trabajo de nuestra cooperativa", dijo.

Las comunidades Indígenas de todo el mundo no son las únicas que se benefician de las mejoras agroforestales que mejora la seguridad alimentaria y la resiliencia de la comunidad. Gracias a la técnica agroforestal, todo tipo de vida silvestre encuentra un hábitat más adecuado en estos bosques de alimentos. Un beneficio menos tangible también se acumula para el bien global: la desaceleración del cambio climático. Los efectos climáticos de la creación de bosques de alimentos son notables, principalmente a escala local, especialmente en las áreas con menos lluvias. Este es el caso de una comunidad en El Salvador, donde la siembra de cacao que se cultiva a la sombra se beneficia de la mejora de los niveles de los ríos y, de las temperaturas de un aire más fresco desde que se desarrolló la técnica agroforestal. En otras áreas cálidas y secas, como la región de África del Sahel, los agricultores practican la agroforestación porque los cultivos crecen mejor bajo los árboles que en la zona abierta; su sombra se convierte en un refugio para el ganado y la gente, y se reducen las temperaturas (a veces mortales) de la superficie del suelo que pueden matar cultivos anuales. Además, las raíces de los árboles funcionan como bombas hidráulicas, elevando el agua desde lo más profundo, incluso 20 metros por debajo de la superficie del suelo. Esta humedad está disponible para los cultivos sembrados debajo de los árboles, como el maíz, incluso cuando no es la temporada de lluvias.

Pero el mayor beneficio climático de la agroforestación Indígena es la cantidad de dióxido de carbono que se extrae de la atmósfera a través de los 10 millones de kilómetros cuadrados de árboles, arbustos, palmeras, raíces, vegetales y enredaderas (por no mencionar el carbono capturado en su rico suelos). Un estudio reciente publicado en la revista Nature estima que la agroforestación captura .73 gigatones de carbono cada año del aire. Eso es mucho, en un momento de aumento de las emisiones mundiales; en el 2017, las emisiones de dióxido de carbono aumentaron aproximadamente un 2 por ciento, y casi una cuarta parte de estas emisiones provino de la agricultura convencional y la conversión de bosques y humedales en tierras de cultivo.

El mundo haría bien en seguir el liderazgo de los tecnólogos Indígenas plantando más árboles en paisajes agrícolas y creando combinaciones ambientales responsables. Incluso la plantación de árboles en pastizales de ganado, una técnica conocida como silvopasturización, muestra que produce mejor forraje para los animales al tiempo que captura carbono y proporciona fruta, medicamentos y otros productos útiles. Sin embargo, para la comunidad Pgakenyaw de Tralkansuphakon, las razones para practicar la agroforestación son altamente locales y culturales, transmitidas de generación en generación. Para ellos, la agroforestación se basa en un proverbio: "Au hti k’ tau hti Auf kauj k ’tauz kauj", que significa "usar agua, cuidar el río; aprovechar la tierra, cuidar el bosque”.

—Erik Hoffner es editor de Mongabay.com, un servicio de noticias sin fines de lucro que cubre temas relacionados con el medio ambiente mundial, los Pueblos Indígenas y las ciencias de la conservación.

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