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La tierra es vida: El Pueblo A’i Cofán defiende su territorio contra petrolera en Ecuador

La comunidad de Dureno, comprendida por gente de la nacionalidad A’i o Cofán, se encuentra en el río Aguarico en la provincia de Sucumbios, en la parte noreste de la Amazonía ecuatoriana. Por miles de años el Pueblo A’i ha cuidado este territorio, viviendo en equilibrio con su entorno. Durante las últimas décadas, esta región ha sufrido explotación petrolera y actualmente está enfrentando un ataque externo de parte de la empresa petrolera estatal Petroecuador, generando división interna entre los miembros de la comunidad.

El 14 de septiembre del 2022 hablamos con Albeiro Mendúa, vicepresidente de la comunidad Cofán Dureno y director de la Fundación Kuankuan, una organización comunitaria dedicada al bienestar de las comunidades amazónicas. “Siempre hemos resistido a la explotación petrolera”, nos cuenta Albeiro. Ahora, a través de la empresa taiwanesa CSBC, la Petroecuador está buscando explotar 30 pozos de petróleo a través de tres plataformas dentro del territorio Cofán, la cual alberga una de las únicas áreas remanentes de bosque denso e intacto en la región. La comunidad de Dureno cuenta con aproximadamente 750 habitantes y con el título de propiedad sobre 9,571 hectáreas de bosque primario. Dentro de ellas hay territorio de conservación manejado por la comunidad a través de un acuerdo firmado con el programa federal Socio Bosque, el cual busca conservar ecosistemas nativos, incluyendo colaboraciones con comunidades Indígenas y campesinas.

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A pesar de los derechos colectivos que los Cofanes, como Pueblo Indígena, tienen sobre su territorio, el Ministerio del Ambiente ha otorgado los permisos al proyecto petrolero sin consultarlos ni conseguir el Consentimiento Libre, Previo e Informado de la comunidad. Para enfrentar esta violación a sus derechos, la guardia Indígena de la comunidad ha organizado a más de 130 personas en resistencia. Este grupo de defensores incluye a mujeres, hombres, jóvenes e incluso niños de las familias de la comunidad, quienes acompañan a sus padres debido a que el viaje desde la comunidad, dura una hora en carro y dos a pie para llegar a las instalaciones donde han levantado su campamento de resistencia, en el cual la gente permanece sin regresar a sus casas. Las mujeres son participantes esenciales en la toma de decisiones sobre esta acción. Albeiro considera que son las que más orientan al grupo, quienes “buscan la mejor forma de dialogar” y las que pueden a veces impedir el ingreso de los militares.

El año pasado, cuando la empresa intentó entrar para iniciar su proyecto, los defensores removieron la maquinaria de los trabajadores y después lo devolvieron públicamente junto con una solicitud de no intervención  Este año, la empresa regresó con la maquinaria con la intención de abrir una vía de 12 kilómetros, más de 45 hectáreas de tierra  alrededor de cada plataforma para perforar los pozos. Sin embargo, la resistencia está logrando resultados. Aunque la empresa había iniciado la construcción de una vía para llegar a uno de los lugares de extracción, la resistencia puso fin a ese trabajo; les quitaron las maquinarias y no dejaron pasar a los trabajadores. Petroecuador ya ha sacado sus maquinarias y menciona que quiere establecer un diálogo con los miembros de la comunidad, quienes están en contra de la explotación petrolera. Sin embargo, Albeiro cuenta: “Hemos dicho que no, que nosotros no queremos llegar a un acuerdo. El único acuerdo que pedimos es que ellos salgan definitivamente y que nos dejen en paz”.

Albeiro dice que no hay nada que dialogar. Ni siquiera quieren un proceso de consulta, el que el Estado le debe a la comunidad según sus compromisos internacionales de acuerdo con su ratificación del Convenio 169 de la Organización Internacional de Trabajo y su voto a favor de la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Su experiencia les ha enseñado que si la empresa consulta, es porque van a realizar extracciones y no quiere que su comunidad le dé legitimidad a la posibilidad de la extracción del petróleo. La constitución de Ecuador requiere la consulta, pero hasta un fallo de 2022 de la Corte Constitucional, no ha requerido que la comunidad consultada consienta antes de la implementación de un proyecto.

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Según un artículo de Mongabay sobre la revisión de la Corte de Constitucionalidad de Ecuador de la práctica del Consentimiento Libre, Previo, e Informado, representantes de la nación Waorani lo ven de manera parecida. “‘Lo que pasa hasta ahora en la consulta, primero, siempre lo hacen mal, pero además, se entiende sólo como un mecanismo para dar información”, dice Espinosa, abogada principal de Amazon Frontlines. “Si la comunidad dice que no o dice que sí, no importa porque la consulta no es vinculante, la consulta es meramente un acto informativo. El líder waorani Nemonte Nenquimo, califica al proceso de consulta como una ‘trampa’.” Hay precedentes legales recientes del rechazo por parte de las cortes sobre concesiones mineras y de petróleo, en situaciones en las que no ha habido consentimiento. En marzo de 2022, la Corte Constitucional de Ecuador publicó su fallo, reconociendo el derecho de los Pueblos Indígenas al consentimiento a proyectos. Sin embargo, como comenta Albeiro, el Estado, por su conveniencia, ha confundido la lucha contra el proyecto petrolero, con la de otra comunidad que defiende su territorio de la entrada de empresas mineras, afirmando que la primera se encuentra en la Corte Constitucional de Ecuador, cuando en realidad es la segunda. 

Este derecho claramente no está siendo cumplido en el caso de la comunidad A’i Dureno y es absolutamente fundamental para que el Pueblo pueda garantizar el acceso a los territorios ancestrales que les quedan. Albeiro comenta, “La mayoría de los abuelos han dicho de que es el único territorio y el único espacio que tenemos todavía. Antiguamente, desde las conversaciones que hemos tenido con ellos, transitaban libremente en la Amazonía, y pensaban que todo el territorio era nuestro, era libre”. Ahora los abuelos dicen que se sienten encarcelados en un territorio reducido; hay menos espacio para la pesca, el cultivo y la recolección de alimentos. “Para nosotros la tierra es vida. Es vida y creo que dentro de ella, para el mundo occidental no hay nada. En cambio para nosotros hay seres invisibles como nosotros con quienes hemos convivido, sobre todo los animales también tienen sus dueños…” Los chamanes toman Ayahuasca y así consiguen el permiso para cazar animales para consumirlos. La tierra es donde se consigue todo lo que se necesita. 

Antes de la colonización los cofanes eran 30 mil personas. Con las enfermedades y otras formas de violencia que la colonización ha conllevado, la población actual es una fracción de lo que era, alrededor de 1,200. El Pueblo y su cultura están fuertemente ligados con su territorio, y como dice Albeiro, “que quieran ahorita explotar el tema petrolero ya sería extinguir a nuestra cultura. Nuestra resistencia en sí es defender”.

Sin embargo, Albeiro nos explica que no toda la comunidad está de acuerdo. Muchos jóvenes consideran que la explotación petrolera puede ser una oportunidad económica para la comunidad, lo que en parte se debe a lo que Albeiro describe como la manipulación de la empresa petrolera e incluso con pagos a los representantes que están a favor. Se ha creado una situación que permite que el Estado defina al sector a favor de la explotación, como los representantes legítimos de la comunidad, mientras que, a quienes se oponen, los acusa de ser “ilegales” o “terroristas”. Además, ha sembrado una situación dura para los miembros de la comunidad que están viviendo el conflicto interno. Albeiro comenta lo difícil que es que la comunidad esté dividida y está buscando activamente a otras organizaciones o comunidades que hayan vivido algo parecido, con el fin de intercambiar experiencias y aprender de las buenas prácticas que les hayan ayudado a superar la división. 

La comunidad no siempre estuvo dividida y en conflicto interno. Albeiro pinta la imagen de una comunidad dinámica que vive de la energía de sus prácticas ancestrales y comunitarias, como también de su relación con el turismo. Se practica la espiritualidad tradicional y se confía en la medicina tradicional. Durante la pandemia, han utilizado esta medicina para cuidar a las comunidades. La comunidad se encuentra entre lagunas y ríos y cuenta con una gran biodiversidad. En enero se observará lo que en español se le llama “la renovación espiritual” o “el florecimiento”, que se celebra con animales, productos, y ceremonias, como la Ceremonia de la Chonta. Antes de la llegada de la empresa petrolera, era un destino bastante turístico donde llegaba gente para conocer la cultura, aprender el idioma y hacer intercambios culturales. Ahora se siente el impacto de la división de la comunidad, sobre todo por la disminución del turismo.  

La resistencia ya lleva más de 85 días. Muchas de las familias se han tenido que ir; el semestre académico ha empezado y los niños tienen que ir a la escuela. El campamento ahora está dominado por jóvenes, que también están dejando de asistir al colegio. Los jóvenes están considerando cómo relevarse para poder tomar turnos y así no perder tanto tiempo escolar. Pero la guardia sigue comprometida con su meta de no permitir que ningún pozo empiece a trabajar y que la extracción del petróleo no pueda empezar.

Albeiro enfatiza la gran necesidad que tiene la comunidad de la solidaridad  internacional en estos momentos de lucha. “Estamos buscando estos espacios primero para difundir la resistencia que estamos llevando en territorio nuestro; no está siendo difundida…Nosotros estamos en este proceso, invitamos a todas las organizaciones que puedan sumarse porque la lucha nuestra no es solamente conservar el bosque. Creo que el cambio climático, la crisis climática, está afectando y es evidente lo que está pasando a nivel mundial. Conservar el bosque es conservar para el bien común de todas las personas”. 
 

En 2022, para proteger su territorio y el medio ambiente, la comunidad A'i Cofan recibió una subvención del Fondo Keepers of the Earth, un fondo liderado por Indígenas en Cultural Survival diseñado para apoyar los proyectos de promoción y desarrollo comunitario de los Pueblos Indígenas a nivel mundial. Desde 2017, hemos apoyado 238 proyectos en 38 países a través de pequeñas subvenciones y asistencia técnica, por un total de $1,070,602. Los fondos van directamente a las comunidades, colectivos, organizaciones y gobiernos tradicionales indígenas para apoyar proyectos diseñados por las comunidades y de acuerdo con sus valores indígenas. Con base en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, en Cultural Survival utilizamos un enfoque basado en los derechos en nuestras estrategias de concesión de subvenciones para apoyar soluciones Indígenas de base a través de la distribución equitativa de recursos a las comunidades Indígenas.